Del 3 de diciembre de 2014 al 13 de enero de 2015.
Enfrentarse con periodicidad a imágenes creadas por Francisco Peinado es un regalo para la vista, para la emoción y para la estética más reflexiva.
Ésta vez nos ofrece principalmente obras en pequeño formato y sobre tabla. Trabajos con óleo o acrílico para expresar su experiencia mas actual.
Bajo el título “Parking” vemos muchos coches ocupando espacio en los cuadros y surgiendo cual cachivaches oníricos de cielo, tierra e infierno. A veces más que productos industriales recuerdan productos de la tierra, fruto de los trabajos agrícolas y listos para la recogida. Otras, nos hacen pensar en animales bíblicos amontonados en barcas de Noé y surcando mares tormentosos. Espacios ocupados, presencia agobiante y cuando ya se cuestiona su uso y mantenimiento, deseo de arrinconarlos porque estorban e invaden lo más íntimo.
Peinado es un pintor personalísimo que se expresa en un marco de romanticismo surrealista con sentimientos que delimitan y condicionan el mundo de la razón. Su pintura es el lenguaje externo del absurdo, del misterio, del dolor interno y con maestría y dominio técnico, traslada al cuadro relaciones de afecto y rechazo con lo que le rodea. El pincel crea gruesos empastes que rompen los planos. Los colores se mezclan sinuosos y el movimiento surgido, enriquece la anécdota contada. Cómo es un fabulador, nos cuenta cuentos y cómo es un ingenuo nos descubre los fallos del sistema y sus deseos de cambio y aire nuevo.
La contemplación del cuadro “Estación de servicio” nos mantiene perplejos, confusos, sorprendidos durante largo tiempo. De los amarillos campos de cereales surge un rojo surtidor de gasolina ante el cual, dos coches se enfrentan sobre plataformas que corren por raíles. Es el espacio y es la luz del mediodía y es el vacío, sin parecerlo. Es perfecto en su composición y en el desarrollo de una anécdota que crea desconcierto primero, luego aceptación y reconocimiento.
En la exposición, también hay espacio para obras en las que siguen estando presentes los elementos y temas característicos del artista: La cama, la mesa, la silla, hormigas, arañas, el retrete, cañerías y duchas, sexo, “caninas”, edificaciones, árboles, barquillas de navegar incierto, personajes partidos con manos o pies incompletos símbolo de nuestra absoluta ineficacia.
Entre lo más sorprendente, una obra bellísima: el cántaro en ocres varios con recortados perfiles y asas. Una masa superpuesta, cual cuerpos desnudos enracimados en cabellos o llamas, abraza el cuello transformándolo, creando el conjunto una atmósfera mágica.
Y como novedad, Peinado nos ofrece surgidas de la época que vivimos, un conjunto de obras de mínimo tamaño, cada una de las cuales es un prodigio de condensación temática. Fogonazos creativos llenos de oficio, amoldados al deseo de ser breve, claro a su manera, y a su manera, conciso.
Un trabajo que se disfruta viendo.