En Ángel Alén (Sevilla, 1975) coinciden dos vocaciones: la música y su trabajo como artista visual. Ambas facetas se reflejan en su creación, una indagación en las costuras de la memoria e identidad que plasma el singular territorio creativo y casi la confirmación de una plenitud de estilo. Quiere escuchar todas las voces, dibujar casi todos los estudios de artistas que admira. Transcender los espacios, mostrar una parte o una totalidad. Le interesa la resonancia de una realidad fragmentada, que se expone a menudo mediante un juego de oposiciones: dentro y fuera, el cuadro dentro del cuadro. Una imaginación en carne viva. Pretende reflexionar sobre la capacidad lingüística del dibujo y el color.

A pesar de su breve trayectoria, está representado en varias instituciones públicas, como el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla, el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, la Colección de Arte del Ayuntamiento de Utrera, así como en muchas colecciones particulares españolas y extranjeras.