Del 9 de abril al 21 de mayo de 2019
Escandinavia sigue la poética de Detrás de la montaña (2007) y de Una historia rusa, (2014), donde el norte es tratado como fantasía espiritual, y la pintura, la manera de darla para la vista; también de Desde aquí se ven los delfines (2018), para llegar a Romanza (2018), una ficción romántica que pudo verse en el CAC Málaga. Desde el sur, Escandinavia es pintura que teatraliza la lejanía, sería un punto extremo del mundo, donde se unen lo que se espera y lo que se recuerda. Escandinavia es pintura del otro lado hecha desde éste, entendida esta distancia como la prolongación amorosa de los días. Se trata de pintar «el tiempo grande», su presentimiento.
Escribía José Antonio Montano: «Entre los cuadros de su exposición Romanza, Gómez Losada trataba de describir su trabajo: «Yo no quiero ocuparme del tiempo chico, el tiempo de la información, el que se pierde todos los días, el que mañana no significa nada, sino del tiempo grande. Quiero que mis cuadros se puedan ver mañana, que no estén lastrados por ningún elemento caduco. Que sean esenciales, que contengan lejanía…». Me parece un modo ejemplar de ser un artista contemporáneo: estar en la punta del tiempo, pero elaborando un tiempo limpio, fijado en la obra. He visto evolucionar a Gómez Losada, desde que nos conocimos a principios de los noventa, y se me ocurre que ha tenido un crecimiento vegetal, orgánico: hay continuidad en su arte, en el que no detecto rupturas sino ganancias, en depuración, en vitalidad, en libertad, en riesgo, en soltura, en ahondamiento, en ligereza. La continuidad ha sido también física: en su esfuerzo y en su dedicación. Aunque suene a tópico (y eso que son escasísimos los casos), ha seguido su camino sin concesiones, de acuerdo con su llamada íntima; en comunicación con el mundo, pero sin dejarse manosear por el mundo. Siendo un perfecto conocedor del arte contemporáneo, el español y el de fuera, él era consciente plenamente de la osadía de lo que estaba haciendo. Una osadía no estrepitosa, sino sutil».
EL INFINITO
Siempre caro me fue este yermo collado
y este seto que priva a la mirada
de tanto espacio del último horizonte.
Mas sentado, contemplando, imagino
más allá de él espacios sin fin,
y sobrehumanos silencios, y una quietud hondísima.
Tanta que casi el corazón se espanta.
Y como oigo expirar el viento en la espesura
voy comparando ese infinito silencio
con esta voz: y pienso en lo eterno,
y en las estaciones muertas, y en la presente viva,
y en su música. Así que en esta
inmensidad se anega el pensamiento:
y naufragar en este mar me es dulce.
Giacomo Leopardi (Italia, 1798-1837)
(Tr. Antonio Colinas)
Cansado, cansado,
duerme, duerme, pájaro de pastizal,
acuéstate sobre la tierra blanca.
Canción de cuna, Finlandia.