Del 9 de junio al 12 de julio de 2017.
“Belo Horizonte” es el título con el que Manuel Garcés Blancart, agrupa un atractivo conjunto de pinturas construidas de manera que el color marca y el trazo configura formas, pertenecientes en su mayoría, a un personalísimo imaginario urbano con el que el artista trabaja desde hace tiempo y que ahora podemos ver, conocer, disfrutar, actualizar. Las obras de diferentes tamaños, están realizadas unas, en acrílico sobre papel y otras en técnica mixta sobre lienzo.
El arte, busca reflejar en imágenes, la visión personal e interiorizada del creador siempre condicionada por sus experiencias más tempranas e inconscientes. Nacer en Córdoba, vivir en Córdoba, es participar en una montaña de saberes acumulados a lo largo de milenios. Romanos, árabes, judíos, cristianos. Esa ruta del Barroco: Priego, Lucena, Cabra. Antonio del Castillo. Y tan cercano y determinante: Equipo Córdoba, Equipo 57. Revolución de geometría y color. En resumen: Espíritu científico e imaginación artística que apuntalan y enriquecen la creatividad de Garcés, con la que consigue en cada cuadro transformar los espacios y los objetos originados, ofreciéndolos distintos y a veces lejanos, pero siempre atrayentes.
Los campos cromáticos los construye Manuel, con ingenio y sutileza, marcando con frecuencia, reminiscencias expresionistas de los años tempranos del siglo XX. Los primeros tiempos del estadounidense Lyonel Feininger, Meidner, Kokoschka y sus respectivas visiones urbanas, se hacen veladamente presentes. En general destacan los azules, frecuentes verdes, diferentes tonalidades rojas, grises personales, menos amarillos y negros rotundos.
Planos y colores originan volúmenes que reivindican la geometría de los rectángulos y cuadrados de los que han surgido. En ocasiones, formas curvas, angulosas o descoyuntadas, ocupan espacios amplios, dando movilidad a árboles y ramas de paisajes que es posible hayan sido soñados.
Hay en su trabajo un claro componente de desasosiego. El propio autor dice: “Al final, intento que el cuadro exprese un cierto aire de extrañamiento e incertidumbre”. Es un intento conseguido y seductor que puede convertirse en el rasgo más característico de Garcés y con el cual, su labor se va haciendo única, íntima, extraordinariamente sugerente.
Alberto Hevia