Del 30 de septiembre al 29 de octubre de 2016
Birimbao, abre la temporada presentando a un artista, Felipe Ortega-Regalado, apasionado por el proceso creativo y caracterizado en su trabajo por el rigor intelectual y formal.
Con el título de “La voz no sale del cuerpo” el autor abarca varias series -cinco concretamente—en las que el sentimiento, la emoción y el talento de Ortega-Regalado se manifiestan para ofrecer imágenes de ensueño. Son dibujos realizados con grafito y lápices de colores en una de las series, sobre papel.
En ellos cabe casi todo y en sus trazos se manifiesta su creador: Sus dudas, sus convencimientos, su sentido del tiempo, sus anhelos. Cada dibujo está repleto de datos que nos hablan y piden reflexión. Las formas se construyen sin titubeos. El trazo es directo, luminoso, sólido, limpísimo, confirmando que en realidad cada creación artística es un interrogante y que en la imagen creada reside la fuerza de la comunicación.
El montaje marca las series agrupándolas y facilita captar sutiles diferencias de ánimo en el autor, enriqueciendo la visión de conjunto. La serie de color es un homenaje a sí mismo. Los lápices resaltan las flores y las formas que Felipe ya conocía. La elección de los colores es un rasgo más de personalidad y creatividad, originando nuevas formas y nuevas expresiones: brillantes expresiones.
Los trabajos, construidos con seriedad, crean una sensación de distancia, una especie de barrera con el espectador, que no es tal sino más bien, fruto del control de una fantasía arrolladora. El resultado final son experiencias compartidas que demandan al que mira, tranquilidad y sosiego para contemplarlas. A destacar, el componente onírico, de belleza calma, serena, equilibrada, misteriosa.
En la línea de su experiencia artística, los dibujos se adentran en el mundo vegetal unos, hacen guiños antropomórficos otros y ofrecen casi todos ellos, matices de sexualidad brillante y rica. Las ramas arbóreas de estos y tantos otros de sus trabajos llevan a pensar en la Extremadura norteña y hurdana. Peñas, pizarras, bosques, bancales y terrazas. Meandros de un río, por ejemplo, el Malvellido, petroglifos con señas de arte rupestre ibérico, huertas y olivares retorcidos. Ascetismo. Hay formas en la exposición que ronronean estos orígenes, pero sobre todo está en ella, la delicadeza de la composición y la apertura constante a la imaginación y a la vida.
La voz no sale del cuerpo, sale el hálito creador del que la muestra es un pequeño ejemplo en la ya larga trayectoria de Felipe Ortega-Regalado. En resumen, observe, disfrute y al final decida girar una vuelta a lo ya visto.
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