¡Es tal y como lo veo! ¡Plano!

Anthony Quinn como Paul Gauguin en El Loco del pelo rojo, Vincente Minelli, 1956.

Ante una elección, haz ambas cosas.

Brian Eno, Oblique Strategies

PINTURAS DECORATIVAS RECIENTES

Todo artista empeñado en un trabajo de depuración, en busca de una mayor concreción (léase simplicidad, sencillez) formal debe afrontar una incómoda posibilidad: que el resultado de ese esfuerzo finalmente se sitúe en un precario equilibrio entre lo trascendente y lo decorativo.

Así, el empeño de las vanguardias plásticas, esa ascética praxis que pretende dejar atrás siglos de tradición mimética para abrazar alguna clase de abstracción, formal o mental, pueden terminar confundiéndose con los trabajos de aquellas culturas antiguas o pueblos primitivos que, por simple instinto y deleite, adoptaron elementos igualmente abstractos para decorar volúmenes o superficies.

Esto quizás escueza a quienes prediquen una visión dogmática o supremacista del Arte y de su inserción en la vida cotidiana. Todo lo contrario a esa estrecha concepción es lo que ofrecen las pinturas de Cristóbal Quintero. Bajo su aparente ligereza y amabilidad se esconde un concienzudo análisis de recursos de representación  y de cómo éstos se configuran como sistemas plásticos coherentes. Una especie de código, que atraviesa momentos de la historia del arte y que él se ocupa de leer y recomponer con maestría. El resultado es una genealogía lúdica de los  distintos procesos de estilización o de síntesis de la forma que se sigue igual de abajo a arriba y de arriba abajo, haciendo y deshaciendo de continuo el trayecto que va de lo simple a lo complejo , mostrando al cabo las inconsistencias de cualquier noción de progreso.  ¿O no es acaso mejor contemplar esa gozosa y ordenada sincronía cuyos ítems (o cuadros) se presentan simplemente numerados, como entradas de un catálogo infinito?

Esa posibilidad es la que nos brindan estas PINTURAS DECORATIVAS RECIENTES, deslizando ese insidioso adjetivo (reciente) para situar en este tiempo nuestro a un género pictórico que, para  bien o para mal, parecería más bien fuera de él. Ese apego al presente vivo obedece a dos convicciones del artista. En primer lugar, que como hemos visto, la mirada de hoy permite reconciliar y sintetizar ideas plásticas que en su momento se pensaron divergentes o incluso opuestas: la visión aplanada del espacio post-impresionista y la perspectiva clásica; el empleo (instintivo, emocional) del color que preconizaban fauves o expresionistas y la férrea lógica de la organización del espectro cromático.

Pero hay una segunda implicación del presente en estas pinturas decorativas de Cristóbal: la que le lleva a tomar de él el repertorio de motivos, objetos y actitudes que representa en sus obras. Estas actividades corrientes o banales, en las que todos podemos reconocernos son el tema a celebrar por su visión plástico-decorativa para organizar a partir de ellas un friso de la vida moderna cuya radiante entidad nos asiste y vivifica  en esta hora tan necesitada de lux, calme et volupté.

José Miguel Pereñíguez

Enlaces de interés:

ABC de Sevilla – Marta Carrasco – Cristóbal Quintero: «Hoy en mi pintura hay más emoción»